LA RIOJA DRUMMING FESTIVAL 2011 Parte 2º

 

Acto seguido pudimos disfrutar con Wolfgang Haffner, reputado batería alemán de jazz. Comenzó el show de una manera muy divertida, realizando una demostración de ritmo con dos martillos de juguete que golpeaba contra sus rodillas y su cabeza. A continuación nos enseñó sus maneras con el jazz, tanto con baquetas como con escobillas, yendo desde un estilo de jazz clásico hasta uno mucho más rockero. Su kit es muy sencillo. Batería Yamaha con sólo 2 toms (más goliath) y platos Meinl (hi-hat, ride, 2 crashes, china y splash). Demostró tener muy buen gusto en todos los ritmos y fills que ejecutó, y dio un sencillo y gran consejo a todos los baterías que se encontraban allí: si quieres ser profesional, olvídate de los fills, y marca el ritmo!!! y puso un ejemplo muy claro: Get up (feel likbeing a sex machine) de James Brown. Sólo ritmo, ni un solo fill.

 

 

 

 

 

 

Tras Haffner, pudimos disfrutar de Yoel Páez. Este cubano afincado en España, batería de Café Quijano, nos sorprendió tocando con 2 kits distintos. Uno de ellos era una batería tradicional con elementos de percusión, mientras que el otro esa un set de percusión con algunos elementos «cogidos prestados» de la batería. Yoel nos ofreció la que posiblemente fue la master class más didáctica de esta edición, haciendo énfasis en la distinción clave/cáscara (tocando ámbas simultáneamente), explicándonos los distintos instrumentos tradicionales latinos que componen su set, así como los distintos sonidos que se pueden obtener de cada uno de ellos. También nos explicó cómo consigue el sonido de bombo cuando no tiene bombo, utilizando un pedal de bombo que golpea en el cajón sobre el que está sentado, y cómo «guarda» las baquetas bajo su brazo derecho cuando sobre el set mixto quiere utilizar las manos para realizar las percusiones. Nos dejó boquiabiertos a todos con su gran soltura, nivel de independencia y la expresividad que consigue con la batería (algo muy difícil de conseguir con este instrumento). El equipo de Yoel consta de un kit Yamaha con platos Zildjian y elementos latinos de Meinl.

 

 

 

 

 

 

Tras Yoel, llegó el que seguramente fuese el momento más esperado de la jornada, la master class de Tommy Aldridge. Este hombre, que no cambia de peinado desde hace más de 30 años, se encuentra entre los baterías de hard rock más reconocidos de la historia, habiendo participado en grabaciones de nombres tan legendarios como Gary Moore, Whitesnake, Ozzy Osbourne, , Thin Lizzy, Ted Nugent o Black Oak Arkansas. Aunque al principio apareció un poco nervioso (a pesar de haberlas visto de todos los colores, sabía la expectación que su presencia levantaba en el Museo Würth), pronto se soltó y demostró el porqué es una leyenda viva. Tommy no destaca precisamente por su técnica, pero sí por su pegada y por su feeling. Nos obsequió con un par de temas durante los que «aporreó» su batería sin descanso. El kit que presentó Tommy era un Yamaha con doble bombo de 22″x18″, caja de 14″, dos toms de 12″x10″ y 14″x12″ y dos goliath de 16″x16″ y 18″x16″. Los platos eran todos Paiste de distintas series, destacando los 2002 en crashes y hi-hat y los signature en splash y china, además de un precioso ride en acabado azul.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El siguiente en subir al escenario fue Chris Coleman, que es conocido fundamentalmente por haber tocado con Prince, aunque posiblemente él prefiera ser reconocido como uno de los mejores baterías de gospel. El show de Chris fue algo totalmente distinto a lo visto en el Drumming festival en los últimos años, ya que contó con la colaboración de un bajista que aportó un toque de frescura a su master class. Sobre una batería Sonor con platos Meinl nos ofreció un show en el que estilos como el rock, el jazz, el funk y el gospel tuvieron cabida.

 

 

 

 

 

Fue una auténtica lástima no poder disfrutar de la master class de Ray Luzier, batería de Korn, pero las master classes se alargaron más de lo previsto, y era necesario avituallarse y coger fuerzas para el show de la noche en el Palacio de los Deportes de Logroño.

Un saludo del Dr. Pretorius.

 

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