THE ROLLING STONES. MADRID – WANDA METROPOLITANO. 1 DE JUNIO DE 2022

Corría el año 1995, yo era un preadolescente de 14 años un poco raro al que le empezaba a gustar el rock clásico. Ese gusto venía encabezado por los Stones, a los que ya empezaba a adorar. Casualmente ese mismo verano su «Voodoo Lounge Tour» iba a hacer una parada en El Molinón de Gijón, y mi tío Víctor que en paz descanse, rockero de pro (estuvo en el festival de la isla de Wight), me invitó a asistir a dicho concierto. Había que ir, porque claro, podía ser la última oportunidad de ver en directo a esos dinosaurios.

Esto contado 27 años después suena casi a chiste, pero ha sido un argumento que he añadido siempre para autoconvencerme de que tenía que ir a ver a los Stones en cada ocasión que me fuera posible (y han sido unas cuantas).

Foto: Dave Hogan (Rolling Stones Facebook)

Con una pandemia global que ha paralizado la música en directo durante dos años y con un miembro fundador y fundamental recientemente fallecido, se anunciaba la gira europea de los Stones, con su primera parada en Madrid. Y las dudas que surgen con cada nuevo anuncio de gira volvían a aparecer, con más fuerza si cabe en esta ocasión. ¿Serán capaces de ofrecer un show digno de su legado? Porque los 78 años que tienen los Glimmer Twins son muchos años.

Lo que nos ofrecieron los Stones en el Wanda Metropolitano es exactamente lo mismo que vienen ofreciendo en cada una de sus giras de los últimos 30 años. Los Stones ya no son la banda de rock descarnado de principios de los 70’ (escúchese Get Yer Yaya’s Out!) ni los desfasados y crudos Stones de finales de los 70’ (escuchese Love You Live). Los Stones son, prácticamente desde el Steel Wheels/Urban Jungle Tour de comienzos de los 90, una potente y profesional banda de rock con un directo sólido y un repertorio imbatible, y con un sonido que ha evolucionado muy poco en los últimos 30 años.

En estos últimos treintaitantos años de giras, los directos de los Stones han tenido un cuerpo de canciones que han sido prácticamente inamovibles en su repertorio. Sabes que si vas a ver a los Stones vas a escuchar Honky Tonk Woman, Satisfaction, Start Me Up, Gimme Shelter, Jumpin’ Jack Flash o Sympathy For The Devil. Porque está claro que son las canciones que quiere escuchar el gran público.

Pero ellos saben que entre esas cincuenta mil personas que vamos a cada show estamos unos miles de freaks que soñamos por escucharles sus joyas más ocultas. Cada uno tiene sus favoritas en esa lista, pero cualquiera que sea la elección dentro de las menos habituales va a ser un gustazo para los oídos. En cada gira han ido saliendo de su zona de confort, variando el listado de canciones menos habituales para que, de esa forma, los acólitos no veamos siempre el mismo show de un tour a otro. Ahí han aparecido en las últimas giras canciones como Monkey Man, Doo Doo Doo Doo (Heartbreaker), Get Off Of My Cloud, All Down The Line, She Is So Cold, Can’t You Hear Me Knockin’ o Ruby Tuesday, por nombrar unos pocos ejemplos.

Y es con esta parte más oscura del repertorio donde hacen que se me salten las lágrimas. Y donde muestran a su vez su grandeza como artistas. Porque en Madrid tuvimos el lujo de escuchar, por primera vez en la historia, a los Stones tocando una joya como Out Of Time. O corear canciones que llevaban décadas aparcadas en su repertorio, como 19th Nervous Breakdown o Sad, Sad, Sad.

Set List pintado por Ronnie Wood

También nos dan la oportunidad de elegir a los fans, en cada show, una canción de esas menos famosas entre cuatro posibles opciones. En Madrid el público soberano eligió (elegimos :-)) Beast Of Burden. Sabia elección.

La pena es que esas canciones las concentran en la primera parte del show, y en Madrid esa primera parte tuvo un sonido bastante malo, al menos en donde yo me encontraba sentado, en la parte media-alta de la grada oeste del estadio. No fue hasta Honky Tonk Woman que el sonido mejoró notablemente, sin llegar a ser del todo bueno. Aunque es cierto que viendo videos de gente a pie de campo, el sonido ahí parecía bastante mejor.

Pero vayamos a la cuestión que todos queréis leer. Qué tal están los Stones, teniendo en cuenta la edad que tienen? Pues he de decir que bastante bien. De hecho los he notado en mejor forma que en su concierto de Barcelona de 2017. Para decir esto me baso por ejemplo en el solo de Sympathy For The Devil, donde en Barcelona Keith no dio una nota a derechas. Están un poco por debajo del nivel que tuvieron a finales de los 90’ y en los primeros dosmiles, cuando hacían conciertos cuasiperfectos, pero siguen siendo los Stones, a pesar de la ausencia de figuras tan destacadas como Charlie Watts, Bobby Keys o Lisa Fisher. Aún ofrecen espectáculos de más de dos horas donde no bajan el ritmo en ningún momento, y musicalmente siguen ofreciendo algo similar a lo que han venido haciendo las últimas décadas, como he comentado antes. Es cierto que Keith Richards cada vez se complica menos la vida con los solos y que han añadido un segundo teclista para dar más cuerpo al sonido global, pero es que analizar a los Stones hasta este nivel de detalle casi me da vergüenza, teniendo en cuenta lo que amo su música.

En el concierto de Madrid hubo momentos preciosos, que quedarán para siempre en mi memoria. Como escuchar a la gente coreando el estribillo de Out Of Time casi a capella, los versos del Come On In My Kitchen de Robert Johnson que se marcaron en medio de Midnight Rambler, los sonoros aplausos de respeto ante las imágenes de las ciudades arrasadas de Ucrania con su bandera de fondo durante la parte final de Gimme Shelter, o la interminable avación que se llevó Keith Richards cuando lo presentó Mick Jagger antes de tocar sus dos canciones de cada bolo, en este caso Happy y Slipping Away.

Foto: Dave Hogan (Rolling Stones Facebook)

No quiero terminar sin hacer una mención especial al trabajo de Steve Jordan, que ha sido mirado con lupa desde que se sentó tras la batería de los Stones. Recordemos que estamos hablando de un hombre que ha sido la mano derecha de Keith Richards desde hace casi 40 años. He de decir que su labor con los Stones ha sido genial, «copiando» a Charlie cuando la canción lo requería (no se entiende Honky Tonk Woman sin su característico ritmo y su cowbell) o aportando firmeza allí donde Charlie tenía un groove con mucho más swing (los fills de Start Me Up, por poner un ejemplo).

No os puedo contar mucho más del concierto porque me lo pasé cantando a voz en grito cada verso, llorando emocionado como un bebé unos momentos, bailando desatado otros. En fin, disfrutando del espectáculo, sin pensar en la edad que marca el DNI de sus intérpretes.

Keep On Rockin’!

Dr. Pretorius

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